lunes, 26 de septiembre de 2011

PEÑISCOLA CIUDAD EN EL MAR


Hacía bastante tiempo que tenía ganas de visitar Peñiscola, imagino que porqué eran el único castillo templario que me quedaba por visitar de la ruta Domus Templi  y que comprenden cinco castillos (Monzon, Gardeny, Miravet, Tortosa y Peñiscola) así que decidí pasar un fin de semana del pasado mes de abril y me encontré con una ciudad agradable que vive para y por el turismo y  uno de los más hermosos y bien conservados conjuntos arquitectónicos medievales de España.

Estuve alojada en unos de los hoteles del Paseo Papa Luna, así que las vistas al castillo era espectaculares, especialmente por la noche, al tratarse de un hotel del principio del mencionado paseo podía ir al castillo en no más de 10 de minutos.

En la visita guiada por el imponente castillo, obra llevada por los templarios entre 1294 y 1307, pude aprender sobre la historia del Papa Benedicto XIII y de cómo en 1394 se proclamo Pontífice e hizo de Peñíscola sede papal. Además del Castillo visité:  la iglesia que está justo al lado del castillo y que se trata del Santuario de la Mare de Déu d'Ermitana, las calles del casco antiguo admirando los balcones tradicionales hechos de forja de hierro y azulejos, el museo del mar donde había un pequeño acuario un tanto  cutre, las murallas que defendían a la población del ataque de piratas y  una curiosidad geológica que le llaman El Bufador (El Soplador) que es un  túnel natural excavado en la roca y por el que las aguas del mar entran y salen continuamente, provocando estruendosos soplidos y elevaciones violentas del agua del mar en los días de temporal. Y no debería olvidarme del magnífico y largo paseo  junto al mar de la Avenida Papaluna.
Faro de Peñícola visto desde el Castillo
Estatua del Papaluna junto a la entrada del castillo
Típicos balcones del casco antiguo

En cuanto a  la parte gastronómica donde priman el  pescado fresco y los  arroces, pero mi recuerdo más dulce fue una merienda que hice a base de unos pastissets (especie de empanadilla dulce rellena de cabello de ángel ó mazapán, bueno hasta 24 tipos de rellenos diferentes) y de una tisana del Papaluna  que se trata de un té a base de hierbas medicinales de origen medieval.

Peñíscola puede ser un destino muy tranquilo para un fin de semana, siempre y cuando no se vaya en plena temporada estival, donde encontrarás buenos hoteles, restaurantes con una gastronomía local marcadamente levantina y terrazas donde poderte tomarte un café con unas vistas estupendas al famoso castillo del Papaluna.