viernes, 9 de marzo de 2012

SAN MIGUEL DE CUIXÁ: UNA JOYA DEL RÓMANICO





Hoy os quiero presentar una de las joyas del pre-románico y románico catalán, se trata del monasterio benedictino de San Miguel de Cuixá y que se encuentra en el país galo nada más pasar la frontera. Fui a visitarlo en semana santa de hace un par de años y aunque había leído que era bonito me encontré con una verdadera maravilla y con una historia a través de los siglos muy interesante.


Vista exterior del monasterio cuya construcción se inició en el año 879.


Vista general del claustro con el campanario de fondo, el clasutro es una reconstrucción de 1954 con los elementos que se pudieron recuperar. El resto de capiteles se encuentran en el museo 'the cloisters' de Nueva York.


El claustro contiene un total de 35 capiteles, de los cuales 27 son originarios del claustro construido en el siglo XII, mientras que los ocho restantes pertenecieron a la tribuna interior de la iglesia, y recolocados modernamente en su reconstrucción.


Detalle del capitel, se trata de una cabeza de aspecto leonino que aparecen situadas en los cuatro ángulos del capitel, tienen las fauces abiertas y están en pleno proceso fagocitador de una criatura de la que solo asoman las patas.


El Monasterio de San Miguel de Cuixá (Sant Miquel de Cuixà en catalán y Saint-Michel de Cuxa en francés) es una abadía situada al pie de la mítica montaña del Canigó en los Pirineos Orientales de Francia. El monasterio fue creado en el año 879 y estaba bajo la protección de los condes de Cerdaña-Conflent, a su vez bajo el dominio de la familia de Wifredo el Velloso(Conde de Barcelona en el 870). A principios del siglo XII se reconstruye el claustro con 63 columnas de mármol y capiteles esculpidos, los motivos de los mismos son vegetales, animales, y escenas heroicas. Durante la Edad Media no es una época boyante para Cuixá pues no se renuevan los edificios de la abadía, sin embargo la riqueza de la abadía es realmente importante y una jurisdicción "quasi episcopal" sobre una quincena de parroquias repartidas entre las diócesis de Elna y de Urgel. A partir del siglo XVI los monjes ya no viven monacalmente, pues prefieren ejercer diversos oficios que les rinden mas beneficios económicos Así que la vida monástica aunque en precario, continúa hasta la Revolución francesa. Finalmente la abadía desaparece y sus edificios son vendidos poco a poco instalándose en ellos naves industriales y agrícolas y el campanario Norte se derrumba en el invierno de 1829. A lo largo de este siglo los edificios de alrededor de la iglesia van destruyéndose poco a poco; el claustro es vendido, capitel por capitel, lo mismo que la fuente, a los anticuarios y a los amantes del coleccionismo. En 1908 no quedan más que doce columnas. En el año 1919, Fernando Trulles, compró la abadía y realojó en ella a los Cistercienses de Fontfroide. Posteriormente los cistercienses se instalaron y fueron reemplazados, en el año 1965 por los Benedictinos de Montserrat. En  1920 la abadía fue objeto de varias campañas de restauración llevadas a cabo por los servicios de los Monumentos Históricos. En 1936, las obras son dirigidas por el arqueólogo catalán Josep Puig i Cadafalch, obligado a huir de España durante la guerra civil. En 1954 Pau Casals inaugura el festival de música clásica de Prades cuando la iglesia aún no tiene techumbre.

Interior de la cripta construida al inicio del siglo XI.

En el interior de la cripta se encuentra la capilla de la madre de Dios del Pesebre. Construida para la veneración de las reliquias del pesebre, obra maestra de simplicidad y armonía


Interior de la iglesia dedicada al San Miguel Arcangel se trata de una de las grandes iglesias prerrománicas mejor conservadas Formada por tres naves, cubiertas en origen con cerchas de madera.


San Miguel Arcangel al cual esta dedicado la iglesia.


Campanario que consta de 4 pisos y tiene una altura de 38 metros.




Vista de los Pirineos desde el monasterio.


Personalmente encuentro que la restauración ha estado maravillosamente realizada y el claustro era impresionante, especialmente los capiteles que podrías admirarlos durante horas pues cada uno era diferente. Además en el lugar se respira una tranquilidad que yo diría monacal. El precio rondaba los 5 euros por persona y aunque no había audio guía sí que te facilitan unas cartulinas con explicaciones en castellano.

En fin un lugar que no os deberíais perderos si estáis de visita por la zona de los Pirineos orientales Franceses.