No sé si os habréis fijado que hace algún tiempo se ha impuesto la moda del low cost no sólo en productos sino también en servicios.
Cuando se habla del low cost, lo primero que me viene a la mente son las aerolíneas tipo Ryanair o Easyjet, pero bajo la idea de low cost se pueden encontrar todo tipo de productos en diferentes sectores. Por ejemplo en prensa estarían los diarios gratuitos Que ó 20 minutos. En automoción la marca Dacia. Y el low cost por excelencia en lo encontraríamos en la marca Ikea que engloba muebles y decoración.
Los productos low cost han popularizado los precios, sacrificando en algunas ocasiones la calidad o bien los extras innecesarios, como sería el caso del catering gratuito en los aviones. Además se ha producido un cambio en como la sociedad percibe el consumo, ya no compramos para que las cosas nos duren toda la vida, sino que existe en los últimos años una corriente de consumismo y especialmente en tener lo último que sale al mercado. Así que si la calidad no es buena, pues no pasa nada porque en breve nos vamos a cambiar el producto. Un ejemplo claro sería comprar muebles, nuestros padres los compraban para que durasen toda la vida, pagando altos precios pero con calidades excelentes. Ahora nosotros nos vamos a comprarlos a Ikea a precios muy asequibles, pues si nos cansamos al cabo de un tiempo se cambia y no pasa nada pues nos costaron muy barato.
También ha propiciado el low cost el cambio de mentalidad que se ha producido en nuestra sociedad, ya que ahora una parte más elevadas de nuestros ingresos se dedican al ocio y la prueba está en que viajamos mucho más y salimos más que nunca a comer a restaurantes. También ha influido la crisis que atravesamos en los últimos tiempos, así que si quiero seguir consumiendo al mismo ritmo que antes pero tengo menos ingresos y debo buscar alternativas más baratas. Un claro ejemplo de esto último es la espectacular subida de las ventas de las marcas blancas en los supermercados que rondan ya el 40% de los productos elegidos en nuestra bolsa de la compra. Para ponernos en situación sería elegir entre un pack de yogures Bifidus de Danone que rondan los 2€ ó bien un pack de yogures Bifidus del Hacendado (Mercadona) que tan sólo cuesta 1€; en muchos casos la elección está clara, en otros casos es la necesidad de economizar y en otros casos es cuestión de compra inteligente.
En estos tiempos de incerteza que corren el low cost es definitivamente una nueva manera de comprar. Pero mi duda sería: ¿Está el low cost propiciado por la crisis que atravesamos y por tanto compramos más barato para poder seguir comprando al mismo ritmo que antes de la crisis o bien se trata de una estrategia de marketing para vendernos más bajo el pretexto de producto más económico y así vendernos más cantidades?