Tengo una especial predilección por el dulce y no lo puedo evitar, especialmente a eso de las 5 ó 6 de la tarde, lo que vendría a ser el tea time, pero más que un tema de costumbre ó gula, se trata más bien de un imperativo fisiológico ya que a esas horas y después de haber comido hace ya varias horas, los niveles de azúcar bajan y reclaman tomar algo dulce para poder estabilizarse.
Volviendo al tema de dulces, yo diría que mis gustos dulceros se deben a mis diferentes influencias que a continuación detallo:
Me gusta los dulces de la tierra de mis padres: Extremadura, que tienen una cierta reminiscencia árabe por utilizar frutos secos y miel. Entre mis favoritos están: la rosca de piñonate que está hecha a base de piñones y miel, los borrachos que contienen vino y azúcar a tutiplen, las perrunillas que son una especie de mantecados, la bolla de chicharrones y el bollo de pascua que es un típico bollo nada ligero que se hace especialmente para semana santa.
Rosca de Piñonate |
Perrunillas extremeñas |
También me gustan los dulces ingleses en especial los de origen victoriano, entre los que más me gustan están el Butterberg cake que tiene una capa de mazapán exquisita, también me encantan el Victoria sponge, todo tipo de trifles y los scones que son los verdaderos dulces que se sirve a la hora del té en los hoteles, pastelerías y cafés de más renombre de Londres y se sirve acompañado con mermelada.
Tampoco quiero olvidarme de la pastelería francesa que últimamente tengo el placer de poder degustar asiduamente y que además de disfrutar del típico croissant au beurre, del pain au chocolat y del croissant aux amandes me han descubierto lo que se ha convertido en mi última adición azucaríl: los macarrons que servidos junto con un café se les llaman: caffe gourmand.
Espero que os haya gustado y que leyendo mi escrito nos haya abierto tanto el apetito como me lo ha abierto a mi mientras lo escribía. Buena merienda!!!!!!
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