El año pasado para mí fue el año de los smart box, ya que para mi cumpleaños me regalaron dos. Una de las cajas era “Bodegas con carácter” (por cierto que ya expliqué en un post anterior mi visita a las bodegas Avgvstvs Forvm) y la otra ”Una Estancia Pintoresca” y tras darles muchas vueltas y pensar a dónde ir, me decidí pasar una noche en el hotel Abad Cisneros que se encuentra junto al santuario de Montserrat en la provincia de Barcelona. El pack regalo incluía: una noche en habitación doble, un desayuno buffet y una cesta con productos típicos de bienvenida ( carquiñolis y una tableta de chocolate). Del hotel os diré que se trata de un edificio histórico que se remonta al año 1563 y que se encuentra junto al mismo santuario de Montserrat, antiguamente y hasta mediado de siglo pasado este edificio estaba destinado al albergue de peregrinos que visitaban el santuario, posteriormente fue reconvertido en hotel y en el año 2.000 se modernizaron sus habitaciones que aunque son sobrias y austera disponen de todo lo necesario además de un amplio y moderno baño.
Aproveché todo el día para realizar varias visitas, entre ellas a la virgen de Montserrat (popularmente conocida como la Moreneta, por tratarse de una virgen negra), también el espacio audiovisual dónde se explica la vida de los monjes tanto de puertas para adentro como de puertas para afuera y que principalmente están dedicados a la difusión cultural y la acogida de huéspedes en el santuario. Mención aparte se debe al museo de Montserrat que contiene más de 1.300 piezas, abarcan un período cronológico muy amplio. La pieza más antigua es un sarcófago egipcio del siglo XXII a. C., y la más reciente, una escultura de Josep Maria Subirachs del año 2001. Una joyita de este museo es la exposición que bajo el título Phos Hilaron (luz jubilosa) cuenta con una colección de 160 iconos bizantinos y eslavos que se presentan en el ambiente de una iglesia oriental, donde la luz juega un papel determinante.
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Fachada de la basilica con la montaña de Montserrat detrás. |
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Entrada de la exposición Phos Hilaron, recuerda a la entrada de un templo ortodoxo.
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Otras de las razones por las que elegí el hotel es que me habían hablado muy bien del restaurante y que se encuentra situado en la parte baja del hotel, en lo que eran las antiguas caballerizas. El salón principal del restaurante tiene una bóveda de piedra y la pared también era de piedra viva. La verdad es que no me deufradó a mis expectactivas cuando acudí a cenar, ya que la comida fue de excelente calidad y el servicio inmejorable. Aunque también debo mencionar que después de cenar hay poco que puedas hacer, tan sólo puedes tomarte un café o licor en la cafetería que se encuentra junto al restaurante o bien observar las estrellas desde la plaza central del santuario o sino irte a la habitación a descansar.
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Interior del restaurante dónde se puede apreciar la bóveda |
Una de las mejores cosas de la escapada fueron las vistas de la montaña a primera hora, justo con las primeras luces del día cuando se levantaba la bruma de la mañana. En fin que fuen un agradable fin de semana muy bien aprovechado y que me dejó con muy buen sabor de boca, vamos que volvería a repetir.
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Amanecer en Montserrat |